No podemos rendirnos, para levantar el animo.

Todo menos rendirnos, Señor.
Todo menos sentarnos,
desolados, a esperar la muerte en vida,
la mediocridad, la derrota.
Es solo que solos no podemos...
Aunque a veces creamos tener la llave,
la rienda, el timón o la energía.
Es solo que si Tú no enciendes el
horizonte
caminamos en círculo hacia ninguna
parte.
Es solo que si Tú no incendias
el corazón y la entraña
las piernas no saben adónde ir.
Es solo que si Tú no lates en nosotros
falta el aliento...
...Y por eso no podemos rendirnos,
que Tú no desesperas de nosotros.


José María Rodríguez Olaizola, SJ

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