"Conozco tus miserias, tus luchas y tribulaciones; conozco tus cobardías y tus pecados. Y a pesar de todo te digo: Dame tu corazón, ámame tal como eres. Si para amarme esperas a ser un ángel, nunca llegarás a amarme. Déjame amarte. En mis planes está moldearte mientras te amo así, tal como eres. Deseo ver tu corazón que se levanta de lo profundo de su miseria. Amo en ti tu debilidad. Me gusta amar a los pobres y que ellos me amen. Quiero que desde la indigencia se alce un grito: ¡Te amo, Señor!" S. Carlos de Foucault
Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)
Comentarios
Publicar un comentario