Ir al contenido principal

Cree

 


«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».
 
(Jn 5,17-30)

Dios está tan activo y presente en nuestro mundo como siempre. Hay mucho milagro cotidiano, mucha sed de Dios en los corazones, mucho buscador y buscadora del amor de Dios. Con mirada limpia podemos reconocer en nuestras biografías que nunca nos ha faltado la presencia acompañante de Dios. Dios sigue amando tanto al mundo que envía a su Iglesia, para que tengan vida.

El Padre actúa y Jesús también. Acciones que requieren una mirada sencilla, humilde, sincera para percibirlas. Es el Dios de los pequeños detalles, la vida cotidiana, la rutina extraordinaria. El Dios de la sonrisa, la palabra amable, el gesto cercano, la mano tendida.

Ese trabajo del que el Padre y el Hijo no descansan es el de dar VIDA y sostenerla. Yo no te olvido. No te abandono. Cuido de ti. Eso hace Dios con nosotros

Orar para cambiar la vida (fragmento)
Señor, escucha nuestra oración,
atiende nuestros llamados.
Necesitamos tu aliento,
nos hace falta tu empuje,
¡que nos anime tu Espíritu!
Queremos caminar fieles a tu Palabra,
cada día, un paso adelante, para cambiar de vida,
y dar testimonio concreto de tu presencia en medio nuestro.
Ayúdanos a cambiar, Padre bueno,
para que seamos testigos, mensajeros,
y constructores de tu Evangelio.
Marcelo A. Murúa

Jesús se siente enviado y unido al Padre. Enviado a anunciar la bondad de Dios. Unido al Padre totalmente, de quien hace la voluntad. Su Palabra, y la del que le envió, es dadora de vida, una vida que llena de sentido, que da verdad. El juicio es de vida, un juicio que tiene en cuenta la dignidad de ser hijos. El juicio de Dios está cimentado en el amor. 


La clave para la enseñanza del evangelio de hoy nos la da la afirmación “Yo soy la Resurrección y la vida” dice el Señor.

Dios le ha dado el poder de juzgar, el de resucitar y dar vida eterna. Un juicio que se realiza desde la Cruz y la balanza siempre se decanta hacia el lado de la misericordia.

Jesús ha venido a transmitirnos la vida plena del Padre.

El Hijo de Dios, se presenta semejante al Padre, capaz de dar vida, más allá de la muerte. La obstinación del momento presente consiste en aceptar la muerte como final, antes que acoger la propuesta de vida que ofrece el Señor: preferir la muerte a aceptar una vida plena.

La muerte es parte de la vida… pero es un duro trance. La esperanza en la resurrección te dará paz. Confía.

“¿Cómo es mi fe en Jesucristo? ¿Creo que Jesucristo es Dios, el Hijo de Dios? ¿Esta fe me cambia la vida? ¿Hace que mi corazón se renueve? Se trata de una invitación a descubrir la calidad de la fe, conscientes de que esta es un don. Nadie merece la fe. Nadie la puede comprar. Háganse la pregunta: ¿Mi fe en Jesucristo me lleva a la humillación? No digo a la humildad: a la humillación, al arrepentimiento, a la oración que pide: Perdóname, Señor, y que es capaz de dar testimonio: Tú eres Dios. Tú puedes perdonar mis pecados”. (Papa Francisco)

«Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna» La Palabra es la que constituye la raíz de los cristianos, escucharla es hacerla realidad y sentirnos desde la comunidad reflejo de la Trinidad que nos lleva a la plenitud de la vida.

Es contundente aquella Verdad que nos hace libres, es el mismo Jesucristo que se manifiesta para darnos vida en abundancia.


Tú, Padre, que amas y recreas la vida y cuidas de los pequeños brotes con ternura, que siempre permaneces en vela, para acogernos, regarnos y abrirnos, mira los espacios muertos de mi corazón que todavía rehúsan darte refugio y entrada.
Empieza a levantar las capas de resistencia, con las que me cubro y aíslo, cuando te acercas.
Abre una a una esas zonas de mi vida donde rechazo tu mirada; esos ámbitos de mi ser cerrados a toda novedad y encuentro; esos parajes de mis entrañas estériles a todo crecimiento; esos rincones de mi persona temerosos de la luz y los gritos; esos aspectos de mi espíritu donde mi seguridad pelea con tu verdad. 
No hagas caso de mis quejas.
Trabájame a tu estilo, con tu tierno pero firme amor, para que pueda construir tu Reino de Fraternidad, con el ejemplo de tu Hijo y la fuerza del Espíritu. Amén.

 

Comentarios

  1. Yo si Creo en la Resurrecion del Alma eso espero encontrarme con todos mis familia y con mi Dios

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...