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Sensibles al dolor

 



"Levántate, 
toma al niño y a su madre, 
huye a Egipto". 
(Mt 2,13-18)

Jesús es un Dios venido a nosotros, pero su gloria está encerrada en una apariencia de derrota. En su camino no hay sólo Magos que lo buscan, hay también Herodes que a la noticia de su nacimiento se turban. Jesús es y será siempre signo de contradicción: hay quien lo busca para adorarlo y quien lo busca para matarlo.

¡Cuántos líos puede armar un niño!
Un niño despierta sonrisas y sospechas.
Un niño despierta esperanzas y miedos.
Un niño despierta ilusiones e inseguridades.
Un niño indefenso hace temblar a los grandes.
Un niño recién nacido estremece el poder de los poderosos.

La Navidad está rodeada de alegrías y dolores.
La Navidad está rodeada de vida y de muerte.

Herodes monta en cólera cuando no consigue matar al niño. Manda matar a todos los niños de dos años para abajo. Una decisión cruel. Inocentes que mueren víctimas del poder. Hoy también sigue habiendo voces silenciadas y conciencias adormecidas.

Un año más no estorba recordar que los Santos Inocentes no son los ingenuos que pican en bromas más o menos amables. Son las víctimas indefensas de decisiones u omisiones que nacen del egoísmo ajeno y que podrían haberse evitado.

Seamos corazón abierto y hogar de acogida para los Santos Inocentes que hoy día tienen que huir...

Niños inocentes dieron la vida por Jesús. Nosotros también en las sencillas cosas de cada día proclamemos que Jesús es a quien servimos.

Hoy debemos abrir el corazón para todos los refugiados del mundo, hombres y mujeres inocentes que por el egoísmo, la intransigencia y el poder de otros, tienen que huir de su pueblo para salvar la vida. Jesús y su familia fueron como ellos


La masacre de los inocentes no es sólo la recordada por la Iglesia el 28 de diciembre. Es por desgracia un evento de dramática actualidad. Los mártires inocentes de nuestros días están en los barcos de migrantes que se hunden en el Mediterráneo, en los escenarios bélicos del mundo

El poder no tiene corazón.
El poder tiene ambición, pero le falta corazón.
Al poder no le importa el dolor de los demás.
A Herodes le importaba su poder, no el dolor de tantas madres.
A Herodes le importaba su “sillón”,
no el sufrimiento de tantas familias.
A Herodes le importaba su seguridad, no las lágrimas
de tantas familias heridas por la muerte de sus hijos y hermanos.
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes» Que nadie se olvide que la injusticia sigue presente en nuestro mundo, los que más lo sufren son los sencillos e inocentes que no tienen a nadie para que los pueda defender. No podemos permanecer callados ante la injusticia.

Este día que nos permite desde la memoria recordar tantas vidas perdidas, vidas que tenían un lugar, vidas que, si se les hubiera permitido realizarse, hubieran sido protagonistas de tantas historias. Sólo Dios sabe como cambia el curso de la historia con tantas vidas destinadas a ser, simplemente, y que son desechadas como si fueran nada, en nombre de un egoísmo disfrazado de justificación.

¡Bienaventurados los pacíficos y limpios de corazón!
Por querer Herodes matar a un Rey, termina coronando a cuantos tocan. El fuerte no es quien mata sino el que sabe morir ¡Es el misterio de la Navidad! ¡Dios con nosotros!

Señor:

Haznos sensible al dolor de los demás.
Haznos recuperar el sentido y valor de la vida,
por encima de nuestros intereses.
Que los niños concebidos o ya nacidos no los veamos
como un peligro sino como una esperanza.


 

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