Liberación

 

"Levantaos, alzad la cabeza: 
se acerca vuestra liberación" 
Lc 21,25-28.34-36
 
Comienza el Adviento que nos recuerda las promesas de Dios 
y hacen crecer en el corazon el valor de la esperanza.
 Este tiempo de Adviento como una oportunidad para crecer, para cambiar de vida, para transformarme por dentro. Es el Adviento un tiempo de asombro. Dios viene en la debilidad de un niño que tenemos que acoger en nuestras pobres vidas. Siendo grande se ha hecho muy pequeño, para que este mundo pequeño se haga grande.

«Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad; enséñame porque Tú eres mi Dios y Salvador». (Sal 24)
  
¡Buscadores, soñadores, pobres y sufrientes de la tierra!: ¡levantaos! ¡alzad la cabeza! ¡Se acerca nuestra liberación! ¡Ven pronto, Señor!
 
 El primer domingo de Adviento comienza con una petición de Jesús: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre». Velar. 
El Señor nos ha dado su Espíritu para ser alivio y consuelo de los hermanos que sufren, para ser fortaleza y sustento de los que ya se doblan, para hacer presente el amor de Dios a los que están solos, tristes y abatidos. Que siempre nos encuentren disponibles para servirles.
  
Padre, muéstranos en este Adviento la luz 
que nos lleve hasta tu Reino. 
Llena nuestras almas de coraje y atención 
para detectar tus huellas frente a nosotros, 
y danos fuerza para no rendirnos nunca. 
Que tu senda sea nuestra senda, 
y tu alegría sea nuestra alegría.
 
Dios de la luz y de la esperanza, a ti elevo mi oracion: 
solamente en ti pongo mi confianza.
Tú eres el Dios de la libertad y del amor, 
de la abundante misericordia y de la firme esperanza.
ayudamé a estar atentos a los signos 
y a tener las puertas abiertas para tu llegada

 
 

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