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Sus obras hablan de Él.




«La sabiduría se ha acreditado 
por sus obras» 
(Mt 11, 16-19)

Aprende a contemplar la vida con una mirada nueva, con gratitud, con asombro.
Deja que la luz de la fe ponga color a los días grises. Ríe, llora, canta, baila, vibra con todo lo que la vida te regala cada día. 
Que nada ni nadie te sean indiferentes.
Vive con pasión, con entusiasmo.

Sus obras hablan de Él.
Ha dado la vida por todos, sin distinción; salía de la ciudad y se acercaba a los que estaban el camino, los tocaba y los curaba; tenía amigos de verdad, los amaba; lavó los pies a los discípulos...

Los rasgos de Jesús son los de Dios.
Y Jesús demostró que nos amaba hasta el extremo de dar su vida por nosotros.
Todo lo que nos enseñó con sus palabras y su vida, busca señalarnos el camino que conduce al gozo de vivir: “he venido para que tengáis vida y vida en abundancia”.

Jesús conoce muy bien nuestro corazón: sabe que somos egoístas, antojadizos, legalistas, caprichosos...
Por eso, quizá, nos resulta tan difícil reconocer su venida y su presencia en lo cotidiano, en cada persona y en cada acontecimiento.

¡Hay que ver lo que nos cuesta salir de la zona de confort!
No seamos más unos comodones: dispongámonos a movernos, a dejarnos llevar por los caminos que el Señor quiera para nosotros.
Tumbados en nuestra comodidad jamás prosperaremos.

“Los hechos dan razón a la sabiduría de Dios...” siempre, a su tiempo... de nada vale empeñarse en aparentar, ni ganarse la fama a fuerza de puños...
Dios ensalza a los sencillos y a los humildes, a los pobres de espíritu... aprendamos de ellos...

Aprender a bailar con la melodía de la sabiduría de Dios.
Sin importar opiniones, juicios ni valoraciones.
Con la certeza de que el hacer es la garantía de la buena música y del buen canto.

Tengo tu llamada, me pillara ocupado, estaré fuera de cobertura o sin batería....  
Será llamada perdida o responderé .....
Sé que seguirás llamando

En medio de esta noche,
cansado de tanto tropezar,
aunque me cueste,
te rezo.
Muchas veces no te veo,
pero sé que estás conmigo.
Siempre.
En todos mis pasos.
Tú estás.
En mis dudas,
tu luz guía mi caminar.
Cuando se me saltan las lágrimas,
tu abrazo me sostiene.



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