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La Palabra se hace carne




«Hágase en mí según tu palabra» 
(Lucas 1, 26-38).  

En esta sociedad llena de escepticismo y raciocinio, en la tristeza y en la desesperanza, Dios nos dice: 
“No temáis”, al igual que el ángel le dijo a María. 
¿Estamos dispuestos a confiar decididamente en Él?

Prepárate para recibir a Jesús que viene. 
Déjale nacer en lo profundo de tu corazón para que viva en ti.
"Hágase en mí según Tu Palabra". 
Aunque no entiendas cómo ni por qué. 
Aunque a veces te asustes y te sobrecoja la presencia y la acción de Dios, no dejes de creer y confiar.

Cuando Jesús llegue, quiero estar esperándole. 
Con la lámpara encendida, con el corazón ardiente, y los brazos abiertos para acogerle. 
Quiero amarle con ternura infinita, servirle con entrega generosa. 
Y quiero acoger a Cristo en cada hermano que llegue también a mi vida.

Donde la Palabra se hace Carne, ¡ahí es!

De la mano de María, la madre de Jesús, en este adviento ¿estamos dispuestos a dejar nacer en lo profundo de nuestro corazón a Jesús, para que podamos decir de verdad: “ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”?



Ven Señor Jesús,
dame silencio,
capacidad de escucha y apertura de corazón,
para que tu palabra resuene en mí.

Ven Señor Jesús,
que tu palabra,
se haga carne de mi carne,
razón en mis pensamientos,
color de mis sentimientos.

Ven Señor Jesús,
para que se haga en mí tu Palabra
y pueda escucharla con los oídos del alma,
tocarla con mis manos en el dolor de los demás,
contemplarla con los ojos del asombro,
y vivirla con fidelidad cotidiana.




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