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Soy tu templo, Señor




"No convirtáis en un mercado 
la casa de mi Padre”  
(Jn 2,16)

Cuando la casa de oración se llena de ruidos, el Espíritu nos pide silencio, soledad para entrar dentro.
El alboroto interior entristece al Espíritu.
La limpieza de corazón le alegra.
Abre tu corazón a la palabra y a la comunicación con el Padre.
Lo que no oyes dentro, no te cura las enfermedades

Líbranos, Señor, de la tentación del mercado.
Recuérdanos que somos templos de tu Espíritu. 

"No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre".
Jesús se hizo igual a nosotros en todo, hasta en el enfado
Estalló.
Se cansó de ver mercaderes de conciencias y oraciones.
Se cansó de religión con tarifas, y de creyentes de primera y de segunda.
Y lo dijo.

Nuestro Dios no se puede comprar ni vender.
Es pura gratuidad y su relación con nosotros no es mercantil, sino que nos quiere por puro amor.

No te quedes en lo que te proporcionan las cosas materiales: pon en el centro de tu vida lo que realmente importa.
Todo lo demás, puede destruirse y convertirse en polvo.
Sin más.

El lugar del encuentro con Dios ya no es el templo sino el hombre.
No son los lugares los que son sagrados, sino las personas las que son sagradas.

El ser humano está hecho a imagen y semejanza de Dios.
Nos confiere tal dignidad ser hijo de Dios, que cada persona se convierte en templo sagrado.

Dios es libertad, gratuidad, sabiduría, bondad...
Levántate del fango, alza el vuelo, cambia la forma de mirar, de relacionarte.
Sólo el amor es la moneda que crece y circula libremente cada vez que se da, de corazón a corazón.

SOY TU TEMPLO, SEÑOR
Cuando no te olvido y te amo
Cuando no me alejo de Ti
Cuando rezo y medito tu Palabra
SOY TU TEMPLO, SEÑOR
Si creo y espero sólo en Ti
Si no miro hacia otro lado
Si confío en tu santo Espíritu
SOY TU TEMPLO, SEÑOR
Si escucho tu Palabra
Si medito tus acciones
Si ayudo a los demás
SOY TU TEMPLO, SEÑOR
Si te amo de verdad
Si te sirvo con verdad
Si te rezo con sinceridad
porque amé antes a mi hermano...
SOY TU TEMPLO, SEÑOR
Cuando no hago del hermano una diana,
un muñeco de trapo...


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