Piedras




“Os he hecho ver muchas obras buenas 
por encargo de mi Padre: 
¿por cuál de ellas me apedreáis?” 
(Jn 10,32) 

Se acerca el tiempo de la Pasión, muerte y Resurrección de Cristo.
¿Pueden haber obras más contundentes que éstas?
Si eso no nos convierte, no sé qué más podría hacerlo.
Creamos a Jesús y pongámonos en sus manos.

"Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús."
Hoy lanzamos piedras unos a otros.

El gran problema de Jesús fue, sin duda alguna, que no supieron ver su verdad.
No supieron ver lo que hacía.
No supieron ver la bondad de su corazón.
No supieron ver a Dios en él.
Sólo veían aquello que ellos no querían aceptar.
Sólo veían aquello que a ellos no les interesaba ver porque les molestaba.
Por eso mismo, su respuesta no fue de aceptación de él sino su voluntad de apedrearlo.



Son peores las piedras de la lengua que las piedras que tiramos con la mano.




El Espíritu dice en nosotros: Jesús.
Para los cristianos no hay otro templo que Jesús.
El templo no es un lugar ni un edificio, es una persona: 
Jesús, en la que creemos y de la que hacemos memoria.
Acércate al evangelio para descubrir la forma de vida que llevó Jesús.
Dialoga con Jesús; sin esos momentos de trato de amistad, las tareas fácilmente se vacían de sentido.   

¿Qué significa para ti ser hijo de Dios?
Si creemos que Jesús es hijo de Dios, por Él, todos lo somos.
¿No es esto un descubrimiento clave?
No hay nada más entrañable, humanamente hablando, que la relación materno/paterno- filial.

Qué necesario es aprender a ser humilde, a disculpar los fallos en los demás; a convivir con personas difíciles.
Si sólo nos llevamos bien con personas gratas, ¿qué mérito tenemos?
Señor danos lucidez y paciencia.
Enséñanos a ser humildes y mansos como tú.
Es tiempo de RESPONSABILIZARSE y asumir tareas y compromisos que cambien nuestro entorno más cercano.

Gracias, Madre, 
por acompañarnos 
cuando nos llega 
el dolor y la tristeza, 
por guardar en tu corazón 
nuestras lágrimas.
Nos invitas a estar cerca 
de todos los que viven en cruz.





Te damos gracias, Jesús, por todo lo que has hecho.
Todo nos parece admirable.
Bendito y alabado seas.   

Padre, dame fuerza para ser fiel,
para ser fiel como Jesús, tu hijo,
para amar al que no lo merezca,
para perdonar, aunque parezca inútil,
para decir la verdad, aunque sea peligroso,
para sembrar, aunque la tierra escupa la semilla,
para crecer en bondad, aunque pocas veces lo consiga,
para luchar por la justicia, aunque me critiquen,
para defender la vida de los débiles, aunque nadie lo agradezca,
para rezar cada día, aunque crea que pierdo el tiempo,
para trabajar por la paz, aunque no me comprendan,
para anunciar el Evangelio, aunque se me rían,
para dar la vida de todo, aunque sea una locura.

Gracias, Padre, por ayudarme a ser fiel,
Gracias por convertir "el fracaso" de Jesús,
en fuente de vida nueva para la humanidad.
Gracias porque con nuestros esfuerzos "inútiles"
construyes un mundo más justo y fraterno.
Gracias porque ningún gesto de amor se pierde en tu Reino.

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