Sal y luz.




"Vosotros sois la sal de la tierra... 
Vosotros sois la luz del mundo" 
(Mt 5, 13.14).

Nos envías por el mundo como sal y luz para traer la paz a la tierra viviendo el amor.

George Bernanos, escribía:

”Cristo nos pidió que fuéramos sal de la tierra, no azúcar y menos sacarina. Y no digáis que la sal escuece. Lo sé. Lo mismo que sé que el día que no escozamos al mundo y empecemos a caerle simpáticos será porque hemos empezado a dejar de ser cristianos”.


Festejamos hoy  a San Isidoro de Sevilla, padre y pastor del pueblo de Dios y una de las glorias más insignes de la Iglesia de España.
https://www.aciprensa.com/recursos/san-isidoro-4461/


“Que nuestra palabra sea limpia, sencilla, abierta, llena de gravedad y corrección, dulce y suave... sin menospreciar, ni condenar”. (San Isidoro)



Te damos Gracias, Dios Bueno y Misericordioso, porque Tú nos ofreces generosamente cada día la oportunidad de ser sal y luz en medio del mundo, para dar buen sabor a todos con tu Buena Noticia e iluminar al mundo con la Luz de tu Evangelio.
Gracias porque Tú nos invitas a ser una luz que guíe a los demás hasta Ti, y sin cegar nunca.
Nos invitas a ser sal, como servicio hacia los demás, buscando el bien común y creciendo en fraternidad.
Ten Misericordia de nosotros y haznos Tú humildes para no sentirnos nunca superiores a los demás, y para ser sencillos, respetando a cada persona.
Danos Tú la capacidad de la sal, para ser entregada, repartida y diluida donde más se necesite de ella.
Recuérdanos cada día dar nuestro sabor de la fe para que nuestro mundo no se vuelva insípido, y ayúdanos Tú, Dios nuestro, a ser reflejo de tu Luz en medio del mundo para que no se vuelva oscuro, ni se vuelva indiferente al dolor y al sufrimiento.
Gracias por entregarnos la capacidad de ser sal que quite los sinsabores de la vida y de la sociedad, y por entregarnos la capacidad de curar heridas.
Gracias por invitarnos a ser sal de buenas obras, que mejoren la realidad actual que nos rodea, y por recordarnos nuestra responsabilidad de brillar como una nueva luz que sea efectiva en este mundo, y que se expanda con brillo por todo los lugares para que todos puedan verte, conocerte y amarte a Ti.
Ten Misericordia de nosotros y no permitas nunca que caigamos en la tentación de esconder nuestra fe en el ámbito privado de nuestra vida diaria, y recuérdanos siempre que la fe que Tú nos regalas es para ser cuidada y compartida con cada persona, porque ella es nuestro servicio que aportar a la sociedad.
Gracias, Dios Bueno, porque llamarnos cada día, por invitarnos a seguirte sin cansancio tras de Ti, por invitarnos a estar contigo, en tu Presencia,
y por enviarnos a tu Misión en medio del mundo.

Amén

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