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Espera






“¿Por qué buscáis 
entre los muertos al que vive? 
No está aquí. Ha resucitado”  
(Lc 24,5-6). 
 
Silencio… calma… espera… 
Esperanzados porque pronto triunfará la VIDA

En la oscuridad que envuelve a la creación, María la primera discípula y perfecta creyente, permanece sola al mantener encendida la llama de la fe, esperando contra toda esperanza en la Resurrección de Jesús. 

Cuando respiro, te siento, Jesús, 
Cuando amo, te encuentro, mi Señor. 


Madre  concede a todas las madres,
ser siempre playas abiertas, para recibir a sus hijos,
y como vengan, después de las tormentas de la vida.
Anima a los hijos, estén como estén, a regresar al corazón de su madre,
donde pueden recomponerse todas las roturas de la vida.
Y si a los hijos destrozados por la vida,
les fallara ese regazo materno,
recuérdales que tú eres siempre madre y que tu regazo es la playa
siempre abierta para los restos del naufragio.
No en vano estrenaste, Madre, y ensayaste
para todos los hombres tu regazo, recogiendo
el cadáver de tu Hijo roto y muerto, a la espera
del abrazo pascual del Domingo de Resurrección.



Esta noche romperemos el silencio con ALELUYAS

 

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