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Señor, dame un corazón sincero.







“¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, 
mientras el novio está con ellos?” 
(Mt 9,15)   

Cuando vamos de «buenos» por la vida nos consideramos competentes para juzgar a los demás. 
¿Cómo puede estar en igualdad con nosotros quien apenas cumple los preceptos más elementales?  

Se nos olvida que el verdadero ayuno es el del corazón
ayunar de prisas para escuchar, 
ayunar de mis intereses para visitar a quien voy dejando de lado. 

Cuanto hagamos a lo largo de esta cuaresma debe hacer visible el amor de Jesús a través de nosotros.

Pídele luz al Señor en tu oración de hoy para contestar a esta pregunta:
¿Cuál es el ayuno que tú quieres para mi Señor en este tiempo de Cuaresma?

Un Ayuno auténtico: preocuparse por el hermano

Dios nos quiere felices. 
Jesús compara su convivencia con nosotros con un banquete de bodas. 
La alegría es el fruto del Espíritu y la mejor manera de mostrar la fe. 
Sonríe al amanecer y agradece la vida. 
Trabaja con alegría. 
Contagia el gozo a quien se te acerque.  

No mires tanto lo que hacen los demás.
Tú cumple, y serás feliz por la cercanía de Jesús, siempre a tu lado

 
Cuando Tú estás, la alegría llena nuestro corazón y la vida entera. Tú eres nuestro gozo. 
Tu verdad nunca pasa de moda.    


• Señor, dame un corazón sincero.



Ayunaré, Señor

Porque, sin tenerte cerca de mí,
 
mi paladar no me permite gustar
 
ni desear otra cosa que no sea a Ti.
 

Ayunaré, Señor.
 
Para tener hambre de Ti
 
y, para que deseándote sólo a Ti,
 
amanezca pensando en Ti,
 
camine pensando en Ti,
 
y descanse soñando en Ti.
 

Rezare, Señor.
 
Para que, el maligno, no anide en mí  
         
y dejándome llevar por tu Espíritu,
 
salga vencedor en toda tentación
 
que me aleja de Ti, Señor.
 

Ayudaré, Señor.
 
Donde exista una mano abierta,
 
la colmaré con mi solidaridad.
 
Donde asomen las lágrimas,
 
intentaré ser la voz de tu consuelo.
 
Donde aparezca el desánimo,
 
sembraré en tu nombre la esperanza.
 

Ayunare, rezaré y ayudare.
 
Sabiendo que, en esta subida hacia la Pascua,
 
eres Tú quien me invita ayunar de lo superfluo,
 
a orar en mi encuentro personal contigo,
 
y ayudar a los más necesitados.
 
Para ello, Señor, conviérteme con tu gracia.
 
Eso….me basta.
 
Amén.
P. Javier Leoz





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