La misericordia de Dios



“Los vecinos quedaron sobrecogidos” (Lc 1,65)  


El asombro del pueblo ante Jesús da paso al anuncio del Evangelio.
¿Descubro que, en los hermanos y hermanas que me acompañan, es el Espíritu quien me evangeliza?  

“Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo, siempre está María. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización” (EG 284).

Zacarías recupera la palabra cuando reconoce la acción de Dios en su familia. Y cuando se dispone a colaboraren lo que Dios le había confiado y no había creído.
La gran misericordia hecha a Isabel y la elección del nombre del niño preparan para el nacimiento de Jesús.
En Navidad celebramos la misericordia de Dios para con toda la humanidad, la salvación ofrecida a través de Jesús.
Seremos capaces de proclamarlo y de ser testigos si realmente lo creemos.

• Líbranos, Señor, de ser una Iglesia muda.
Que de palabra y obra anunciemos tu salvación.

Hablaba bendiciendo a Dios


Oye, Señor…

Quiero, como Isabel, recibir la visita de María,
que es la que nos presenta a ti, la que nos prepara el corazón.
Quiero, como María, dejarte hacer en mí, ser flexible y generoso, estar disponible para ti.
Quiero, como José, aceptar las cosas, aunque no entienda, tratar con amor, aunque «me fallen» y vivir contigo, por lo menos 33 años.
Quiero, como tus discípulos, dejar mis tareas y seguirte, aprender tus enseñanzas y seguir tus caminos.
Quiero pedirte que estés en mí, que esta Navidad no sea una más, sino que nazcas en mis adentros, para que por fin mi amistad contigo sea completa y definitiva.

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