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Fuerza de los cansados




“Venid a mí todos los que estáis cansados 
y agobiados y yo os aliviaré” 
(Mt 11,28).  



Isaías  apela al poder de Dios y a su inmensa inteligencia.
( Is 40, 25-31)
Jesús, a la propia mansedumbre y humildad de corazón. 
Jesús abre su corazón a todos. 
Otorga su primera misericordia a los más agobiados. 
¿Llevo en el centro de mi corazón a los que están cargados de dolor, agobiados de pobreza?


“Estamos llamados a descubrir a Cristo en los pobres, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos” (EG 198). 


En la Navidad que se acerca, Dios no se nos manifiesta de un modo grandioso, sino en la debilidad de un recién nacido. 
Por eso Jesús, que ha vivido la experiencia de la fragilidad y la importancia de ser acogido, invita a acercarnos confiadamente a él. En nadie más nuestro corazón hallará respuesta a sus anhelos.

• Te damos gracias, Señor Jesús, porque has vivido profundamente la vida humana, menos el pecado. 
Que crezca la confianza que ponemos en ti.


Señor, llámame más fuerte en este Adviento par ir a tu encuentro y aprender a descansar en Ti. 
Gracias por llamarme a ir a Ti y por traerme la Fuerza en la Ternura y Descanso en tu Corazón.

Hoy celebramos a San Ambrosio.

Ambrosio (339-397), siendo aún catecúmeno, fue aclamado obispo (7 diciembre 374), de repente, cuando iba a poner paz en la Iglesia de Milán conmocionada por las revueltas en la elección. 
Su caridad con los pobres y su firmeza en la defensa de la fe (contra los arrianos) con escritos y sermones, lo distinguen en todo momento: 
«San Ambrosio tiene una frase que a mí me conmueve mucho: "Donde hay misericordia, está el Espíritu de Jesús, donde hay rigidez están solamente sus ministros»» (Papa Francisco).


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