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Dios como pastor




  • “No es voluntad de vuestro Padre que se pierda ni uno de estos pequeños” (Mt 18,14) 
Jesús siempre está atento al querer del Padre, por eso está cerca de los pequeños. 
¿Me identifico con los más pequeños, como hacía Jesús?   

“Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros” (EG 288).
El profeta Isaías  pone en boca de Dios palabras de consuelo para el pueblo que sufre. Jesús asegura que este Dios —a quien, llama «vuestro Padre»— da un valor y atención extraordinarios a los más pequeños y frágiles de sus hijos. 
El conocimiento más profundo del Dios y Padre que tenemos debe llevarnos a un crecimiento real de la fraternidad. 
Y a no desentendernos de los problemas y sufrimiento de los demás.

Te damos gracias, Señor Jesús, por hablarnos tan familiarmente de nuestro Dios y Padre. 
Y sobre todo por habérnoslo dado a conocer en cada uno de tus gestos.

 "Señor mi Dios, haz que mis ojos no vean sino bondad y belleza. Que mis oídos no perciban sino verdad. 
Que de mis labios sólo salgan palabras de amor y sabiduría. 
Que mis manos no hagan sino servir, sanar y bendecir.
Que mis pies sean mensajeros del bien y de la paz. 
Que mis sentimientos se mantengan en calma, bondadosos y felices de poder ayudar a otros, y dar gloria a tu nombre. 
Que mi cuerpo se mantenga sano y fuerte para llevar a cabo el propósito que tú me has encomendado y manifestar así tu perfección a lo largo del día. Amén."


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