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BUENA NOTICIA PAR A LOS POBRES



“Id y anunciad” 
(Lc 7,22)  
Jesús comunica a sus amigos lo que le ha oído al Padre: un mensaje liberador.  
¿Anuncio el Evangelio sin excluir a nadie, no como quien impone una obligación, sino como quien comparte una alegría? 

“El amor de Cristo nos apremia” (2 Co 5,14); 
“¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio!” (1 Co 9,16). (EG 9).

 Debemos hacemos la misma pregunta planteada a Jesús: ¿somos fieles en vivir la Buena Noticia traída por él? 
Hemos de responder a partir de nuestra vida. 
La Iglesia y cada una de sus comunidades siguen llevando la buena noticia de Dios al mundo. 
Y ayudando a las personas a ser conscientes de su dignidad, o a recuperarla. 
A pesar de los fallos humanos, que debemos procurar que no nos desmotiven y no escandalicen.
• Señor, que sepamos descubrir, valorar, agradecer e imitar tantos gestos humildes de cada día que son signo de la presencia del Espíritu en el mundo.



Señor Jesús, concédeme la gracia de no escandalizarme de Ti ahora que llegas rompiendo todos mis planes y expectativas. 
Ven a mí, rompe mis planes y haz en mí lo que Tú sueñas. 
No dudes en modelar mi tierra y hacerla “habitable” para Ti.

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