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Las mujeres acompañan a Jesús





"Jesús iba caminando de ciudad en ciudad 
y de pueblo en pueblo, 
predicando la Buena Noticia del Reino de Dios"

(Lc 8,1)

El texto evangélico es un resumen de la actividad normal de Jesús como predicador itinerante.
No va solo, sino acompañado por los doce y un grupo de mujeres.
Las mujeres también están muy cerca de Jesús. 
Son el reflejo del amor a toda prueba, 
de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.
Quizá a nosotros no nos llame la atención.
Pero era algo extraordinario en aquella época.
Jesús no discrimina a la mujer, no discrimina a nadie.
Los cristianos tendríamos que luchar contra toda discriminación, sea por la razón que sea.

Ayudaban a Jesús con sus bienes.
Compartir los bienes es un signo de mucho amor, de mucha solidaridad.
Nos cuesta desprendernos de ellos.
¿A qué dedicamos nuestros bienes, nuestro dinero?

Todos y todas lo siguen como discípulos y ejercen el servicio (diaconía) del anuncio del Reino.
Las mujeres, además, serán las más fieles en acompañar a Jesús en el momento de la muerte y sepultura.
Y las primeras en ser testigos y anunciadoras de la resurrección.

- Que tu Iglesia, Señor Jesús,
sea una verdadera comunidad fraterna
de mujeres y hombres,
todos discípulos y testigos tuyos.

Jesús camina de pueblo en pueblo.
Es un peregrino que visita con alegría todos los lugares.
Jesús va siempre al encuentro.
No espera.
Se adelanta y se ofrece.
Tiene prisa por sembrar el gozo en los surcos del mundo.
Vive tu fe con alegría.
La tristeza quita las fuerzas, esconde el rostro de Dios a los ojos de las gentes.
Haz lo que puedas por disminuir la tristeza de los demás. 

Dame, Señor, tu Espíritu de fortaleza.
Haz que mi vida se misionera de alegría.
Que a todos les anuncie lo inmensidad de tu amor.
 
Permite, Señor, que tanto los hombres como las mujeres de hoy tengamos una gran necesidad de Ti y seamos apóstoles que propaguen tu mensaje de verdad y de caridad.
Señor, hoy queremos hacer memoria agradecida de muchas mujeres que se dejaron transformar por tu Espíritu de Vida:

Recordamos a Sara, quien con Abraham contestó a tu llamada de dejar su tierra natal y poner su fe en una alianza con el Señor.
Gracias por su fe.

Recordamos a Esther y Débora, que gracias a su valor e inteligencia salvaron la nación.
Gracias por su compromiso personal en favor de muchos.

Recordamos con especial cariño a la Virgen María, siempre atenta para escuchar tu voz y la de los hermanos, siempre dispuesta hacer vida tu voluntad, con confianza y generosidad.
Gracias por su amor de madre.

Recordamos a María Magdalena y las otras mujeres que siguieron a Jesús, también cuando fue crucificado.
Ellas fueron las primeras personas que se encontraron con Jesús Resucitado.
Gracias por su fidelidad en el amor a Jesucristo.

Recordamos a Febe y a Priscila y a las otras mujeres que fueron líderes de la iglesia primitiva.
Gracias porque supieron difundir el Evangelio en momentos difíciles para la Iglesia.

Recordamos a Santa Águeda y a todas las mártires que supieron mantener su fe y sus ideales más nobles.
Gracias por su testimonio.

Recordamos a Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena, que vivieron su fe con autenticidad y lucharon contra la corrupción de la propia comunidad cristiana.
Damos gracias a Dios por su valentía y su amor a la Iglesia.

Recordamos a nuestras madres y abuelas, a todas las mujeres importantes para nosotros, cuya entrega ha hecho que hoy podamos disfrutar de una vida mejor.
Gracias por su generosidad.

Recordamos las mujeres que hoy en día son las primeras en descubrir compromisos al servicio de la justicia, de la paz, de las mujeres maltratadas... Señor, que su trabajo siga dando buenos frutos.

Acuérdate de las mujeres que son víctimas de la violencia en sus hogares y fuera de ellos.
Señor, dales fuerza para vencer el temor y buscar soluciones.

Te pedimos por aquellas mujeres que se enfrentan a una vida de pobreza.
Dales el don de la esperanza, para trabajar juntas, con los hombres de buena voluntad, por un mundo más justo y solidario.

Te pedimos también por nuestras hijas y nietas. 
Para que crezcan, con tu ayuda, fuertes y sensibles, creyentes y comprometidas, libres y felices.
Amén.

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