Ir al contenido principal

Que brille en nosotros la gloria de Dios.




"Todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío" 
(Jn 17,10)  
El evangelio de hoy contiene la oración de Jesús que Juan coloca al final de la santa cena. 
Empieza orando por todos los que han recibido su palabra y ahora deben vivir en el mundo: éstos son su gloria.   
Antes ha recordado la propia misión y la relación con el Padre.   
La misión de Jesús ha consistido en dar a conocer quién es y qué quiere ofrecernos el Padre: quiere hacernos participar de lo que es propio de él, la vida en plenitud o eterna.

 - Ayúdanos, Señor Jesús, 
a vivir en el mundo como tú viviste en él, 
dando a conocer la proximidad del Padre 
y su deseo de que todos tengan vida en plenitud. 

Jesús está hablando con el Padre, en una apertura confiada.   
Habla de su vuelta a los brazos del Padre, que es lo que más le agrada.   
En su empeño por abrir los oídos sordos para que escucharan la salvación, y de levantar a todos los caídos  para que descubrieran su dignidad de hijos, ha manifestado la gloria y el proyecto del Padre. 

Jesús, todos estamos en tu corazón y en el corazón del Padre,  
 somos un regalo que mutuamente os habéis hecho. 
Somos miembros de una misma familia. 
Que nuestro rostro y en nuestro obrar brille la gloria de Dios que nos habita.     

“Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros” (LS 84).

El mundo es parte nuestra. 
Los gozos y dolores de la humanidad son nuestros.  
 Nada de lo que acontece en la creación nos es ajeno.  
 La visión consumista en que nos movemos, los ritmos de consumo, de desperdicio y de alteración del ambiente, desdice lo que somos en verdad.   
¿Qué tenemos que cambiar para que nuestro estilo de vida nos permita afrontar los cambios climáticos y proteger el bienestar de la Tierra, nuestra casa común?   
¿Qué tenemos que hacer para que se nos meta en el corazón la dignidad de las poblaciones pobres del planeta?

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...