Cristo está con nosotros.




"Soy yo, no temáis" 
(Jn 6,20).  

En los momentos en que parece que es de noche y avanzamos con dificultad en la vida comunitaria o personal, debemos escuchar con atención las palabras de Jesús Resucitado: «Soy yo, no temáis». 
Él siempre está con nosotros, aunque a veces no sepamos reconocerlo. 
No pretendamos apropiarnos de Él de manera exclusiva, como los discípulos que querían recogerlo en la barca: 
Él siempre invita a ir más allá de nuestros problemas inmediatos.
- Que todos los que tienen miedo de hundirse en el mar de la vida encuentren quien les ayude a recuperar la esperanza.

 La comunidad de Jesús hace suyos los miedos de la humanidad. 
Pero el temor puede paralizar su vida, o hacerle mirar para otra parte. 
Jesús se hace presente en el corazón de la noche. 
Ni siquiera el mar agitado le hace ausente, porque él se sienta por encima de todo aguacero. 
Con su presencia ilumina las conciencias por medio del amor. 

Abrazo compasivo a  mis miedos y los pongo ante tu mirada, así poco a poco, brota la confianza escondida en el interior.

 “Todo está conectado, y eso nos invita a madurar una espiritualidad de la solidaridad global que brota del misterio de la Trinidad (LS 240).  

En el fondo de todo, está Cristo Resucitado. 
Nada te turbe, Él está venciendo todos los miedos. 
Que nada nos inquiete, Cristo está con nosotros. 
En Él estamos conectados con la creación. 
No somos islas, ¡somos hermanos! 
La unidad se hace caminando. 
Estrenamos la novedad de Cristo cada vez que, con palabras o gestos, llamamos hermano y hermana a cada una de las criaturas de la tierra. 
En el corazón resucitado se establece una alianza entre la humanidad y el medio ambiente, que pide que se traduzca en nuevos hábitos de vida. 

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