Ir al contenido principal

La Iglesia, comunidad de servidores.




"El que recibe a mi enviado, me recibe a mí" 
(Jn 13,20) 
 

Jesús estuvo entre el pueblo como servidor de todos, y se comportó igualmente con los discípulos, siempre como criado y nunca como amo. 
Por tanto, no pretendamos sus discípulos o enviados actuar de otro modo. 
Los que nos reciben tienen el derecho de esperar nuestro servicio. 
Si cada día compartimos el pan alrededor de la mesa, invitados por el propio Jesús, sería una traición no actuar con sus mismas actitudes.

- Que tu Iglesia, Señor Jesús, 
sea conocida como una comunidad 
que se pone al servicio de los demás.


Al amor gratuito de Jesús al lavar los pies, algunos responden con la entrega incondicional de sus vidas al servicio del Evangelio. 
Esos son los enviados de Jesús. 
Trata con cariño y agradecimiento a las personas de tu comunidad cristiana que tienen una tarea especial al servicio de todos. 


Recibo al vecino, y te recibo a Ti. 
Recibo a la familia, y te recibo a Ti.
Recibo al que camina por la calle, y te recibo a Ti.
Detengo mi mirada en el pobre, y te veo a Ti.


“Todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros” (LS 42).   


No hay criatura que camine en la tierra ni un pájaro que vuele con sus dos alas, que no forme una comunidad igual que nosotros. 
Todo está conectado.

Somos llamados a cuidar la creación.

El Evangelio es integral.

Cuando la naturaleza se degrada afecta a los que menos tienen.

Cuando nuestras quebradas se secan por la deforestación, o un río contaminado queda sin peces, los primeros en ser perjudicados son los agricultores y las poblaciones que dependen directamente de ellos.

¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes vengan detrás?    

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...