Dios sigue manifestándose a la gente sencilla.
“Daba gracias a Dios y hablaba del niño
a todos” (Lc 2,38)
Una
palabra de gratitud a Dios
y de anuncio salvador
sale de los labios de una
mujer anciana,
que ha confiado día tras día
en la Promesa de Dios a su Pueblo.
Dios
sigue manifestándose a la gente sencilla.
Ana,
la mujer que mantenía encendida la esperanza,
habla del niño, habla de la
salvación.
Los
más pobres siguen hoy hablando de Dios.
Es
urgente dar con ellos.
Únete
a Ana y sé también tú testigo de Dios,
una de esas personas
con las que Dios
cuenta para decirse.
Dios
se esconde en los testigos,
en el lenguaje de los pobres
Que
tu Luz, Señor,
alumbre la oscuridad de nuestro mundo
y encienda la llama del
amor en nuestros corazones.
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