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El Señor te mira con misericordia.

El amor de Dios se derrama por todas partes. 
Él quiere y desea encontrarse contigo, ese es su gran deseo: poder llegar a tu vida y que tú le abras el corazón. 
El Señor, nuestro Dios, no quiere otra cosa para ti, que vivas, y el sabe que solamente dejándote hacer por Él serás feliz. Él no quiere quitarte nada y viene a dártelo todo. 
Él es feliz haciéndote feliz.
En los acontecimientos de tu vida Él te busca. 

Nada de lo que te ocurre está lejos de su mirada. 
Él te mira con misericordia. 


Te llama por tu nombre porque te conoce: 
Eres su hijo, no eres un extraño, tenlo siempre en cuenta.. Eres su hijo.
Dios te quiere, ha dado su vida por ti en Jesucristo, nuestro Señor.
¿Te das cuenta de lo que eso significa? 

Tú eres importante, no eres un cualquiera, tienes una dignidad como criatura de Dios. 
Tu dignidad es que tienes un Padre que te quiere y te llama a que vivas en su casa y que cuando te marchas de ella, sales a tu encuentro a buscarte por los caminos de tu vida.
Abandónate en sus manos. 

Acógete a su misericordia. 
No te sueltes, agárrate con fuerza y dile hoy: 
"Señor, ten compasión de mi" , quiero ser como el barro en manos del alfarero, toma mi vida y hazla de nuevo.
No lo olvides estás en las mejores manos, en las manos del Señor, tu Dios y te quiere

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