“Sabed que esa pobre viuda
ha echado más que
nadie" (Lc 21, 3).
Jesús va por la vida mirando lo pequeño,
lo que no
cuenta a los ojos de los poderosos,
lo que está escondido y pasa desapercibido
para quienes se afanan en aparentar y tener.
Se alegra con los gestos pequeños
de la gente sencilla.
Una pobre viuda da todo lo que tiene para vivir
y en esta
entrega nos revela
su interior habitado por una gran confianza en Dios,
que
siempre cuida de los pobres.
Enséñame, Señor,
a mirar la vida con atención.
A
descubrir los brotes de ternura,
los gestos de amor,
por pequeños que estos
sean.
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