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El Espíritu Santo impulsa y fortalece



“El Espíritu Santo os enseñará 
en aquel momento lo que tenéis que decir” 
(Lc 12,12).
En la persecución o en las dificultades de la vida,
el Espíritu Santo impulsa y fortalece al orante
para dar testimonio de Jesús, con su vida.
Fíate de Dios, de la fuerza de su Palabra.
 Abandónate totalmente en Él.
Es un Padre fiel y cariñoso.
No abandona la obra de sus manos. 

"Lo único que para mi habéis de pedir 
es fuerza interior y exterior,
a fin de que no sólo de palabra,
sino también de voluntad me llame cristiano 
y me muestre como tal...
Escribo a todas las Iglesias,
y a todas les encarezco 
que estoy presto a morir de buena gana por Dios,
si vosotros no lo impedís.
A vosotros os suplico que no tengáis para conmigo
una benevolencia intempestiva.
Dejadme ser alimento de las fieras,
por medio de las cuales pueda yo alcanzar a Dios.
Trigo soy de Dios 
que ha de ser molido por los dientes de las fieras,
para ser presentado como pan limpio de Cristo"
(Carta de San Ignacio a los Efesios, camino del martirio).

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SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

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El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

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