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A donde tú vayas, yo voy.



“Tú vete a anunciar el reino de Dios” (Lc 9,60)

Seguir a Jesús es algo serio, 
requiere prontitud, desprendimiento 
y harto ánimo para afrontar dificultades. 
Pero si escuchas en tu interior su invitación 
a caminar con Él, 
ten la certeza de que su presencia amorosa te rodea 
y envuelve tu vida delicadamente.
Ser cristiano es:
La disponibilidad total al Evangelio.
El compromiso total con la construcción del reino.
Tener como única meta y estilo de vida a Jesús.
Para ello la imagen de Jesús 

tiene que estar bien grabada en el corazón.
No se pueden poner condiciones.
Ni caer en quejas sobre las piedras del camino.
Ni caer en peticiones de rebajas.
Es entregarse totalmente como él se entregó.
No mirando al pasado 

sino proyectándose al futuro incondicional.

Me fio de ti, Jesus. 
 ¡Envíame! 
A donde tú vayas, yo voy. 
Llévame en la palma de tus manos, alienta mi débil fe.

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