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No le pongamos a todos los amaneceres el mismo nombre.




PONLE NOMBRE A CADA MAÑANA 
“No digas que es una mañana más, dándole un nombre válido para todos los días. Mírala por primera vez, como se mira a un recién nacido sin nombre.” (Tagore)
Todos los días parecen iguales. 
Y todos son diferentes.
Porque hoy puedes hacer cosas nuevas 
y puedes ver las cosas con ojos distintos a los de ayer.
Una de las cosas más importantes en la vida 
es no caer en la monotonía que crea aburrimiento.
Es preciso que cada día sea nuevo.
Que cada día sea una sorpresa.
Hasta Dios puede ser sorpresivo cada mañana al levantarte.
Como dice Tagore, no le pongamos a todos los amaneceres 
el mismo nombre.
Cuando nace un niño es toda una novedad.
Nace sin nombre y le ponemos un nombre distinto 
al de sus hermanos.
Porque él es distinto y diferente.
A cada mañana tendremos que ponerle un nombre diferente.
Un nombre que nos haga sentir 
que “hoy puede ser un día diferente”, 
que “hoy mi vida puede ser nueva, distinta a la de ayer”.
Tal vez pudiéramos comenzar el día regalándonos 
a nosotros mismos una sonrisa en el espejo, 
símbolo de las sonrisas que repartamos luego a lo largo del día.
La vida no es como es sino nosotros queramos verla.
El mundo no es como es sino como lo ve nuestro corazón.
Ponle nombre a cada mañana 
que se abre como una esperanza en tu vida.
Será una bonita manera de recuperar la esperanza 
y superar nuestra depresión.
Cada mañana piensa que es como si hoy te naciese tu primer hijo.
Cada mañana piensa que es como si hoy naciese tu primer amor.
Cada mañana piensa que es como si hoy fuese tu primer estreno.
Eso también es comenzar el día diciendo 
“palabras de gracia y de vida”.
Clemente Sobrado C. P.

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