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Somos piedras vivas de la Iglesia

Las piedras vivas de la Iglesia
Escrito por Justo López Melús
Habéis destruido una choza, pero no la Iglesia, porque yo soy la Iglesia.

Ya dijo Jesús a la samaritana que había llegado la hora en que ya interesaban menos Jerusalén o el Garizín como lugares de culto, que lo que importaba era adorar al Padre en espíritu y en verdad. El templo material puede ayudar, y hay una liturgia muy solemne para consagrar una iglesia. Pero esa misma liturgia se dirige al Señor, «que edificas el templo de tu gloria con piedras vivas», que son las criaturas.
En una tribu africana habían construido los cristianos una pequeña iglesia. Allí se reunían para rezar y cantar. Pero fueron atacados por una tribu vecina, que les incendiaron la iglesia. Al huir se encontraron con un niño y le dijeron entre burlas que le había destruido la iglesia. El niño, llorando, les dijo que no, que no la habían destruido. Habéis destruido una choza, pero no la Iglesia, porque yo soy la Iglesia.

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