Ir al contenido principal

"Sígueme"...


“Venid y seguidme” 
(Mt 4,19) 

Jesús siempre está llamando.
Su llamada convierte a cada persona en única, irrepetible, nueva, santa. 
¿Hay alguien en tu vida?
¿Alguien te ha llamado?
¿Vives respondiendo?
Aviva en tu corazón la presencia de Jesús, entra en su órbita, teje con él una historia de amistad. 

Hermanos que siguen a Jesús, fieles a la mirada del que pasea entre nosotros, atentos a su llamada pues tiene una misión para nuestra vida.

Hoy, Fiesta de San Andrés, Apóstol .

Sígueme.
No te preocupes.
Conozco tu debilidad.
Cuento con ella para hacer grandes cosas.
Tú solo, sígueme.
Yo haré el resto.
San Andrés encuentra en Jesús el camino hacia la vida



Sorprende la prontitud de los primeros discípulos en seguirles: 
"Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron".
Decir prontitud significa desprendimiento de todo lo que puede retrasar el paso hacia Jesús, sobre todo de aquello que, en cierto modo, podría despistarnos del camino emprendido.
Decir prontitud es reconocer colmada la esperanza y los anhelos más profundos en la persona de Jesús, es tener la firme voluntad de establecer un atraque fuerte y decisivo en Jesús, único fin de nuestra propia vida, único destinatario de nuestro propio amor.
Decir prontitud suena a radicalidad evangélica, con ella, todo resulta bello, y ligero al final, sin ella, todo resultaría fatigoso e insoportable en cada instante.

Si me miras a los ojos

 Si escucho tu voz que me llama por mi nombre y me dice "sígueme"... 
¿Cómo te responderé?
¿Seré capaz de dejar la seguridad de la orilla, y adentrarme junto a ti en el mar?

Junto al mar de Galilea, Jesús pasa.
Por el trabajo diario, Jesús pasa.
En medio de unas copas, Jesús pasa.
Entre pucheros, Jesús pasa.
Al lado del semáforo, Jesús pasa.
En la discusión con tu pareja, Jesús pasa.
Sólo en la vida Jesús pasa.
Se queda si quieres



Cada día, el Señor Jesús pasa a nuestro lado a través de personas y acontecimientos...
Y cada día, nos invita a seguirlo, dejando a un lado nuestras "redes", y nos da su Espíritu, para que nos pongamos en camino hacia nuestros hermanos.

Con el barro que somos, Tú haces maravillas.
Nos rescatas del polvo para darnos vida.
Encontrarse contigo, es nacer de nuevo.
Contigo todo cambia.
La noche se hace luz de mediodía.

Señor, que cuando pases a mi lado, puedas verme.
Señor, que cuando pases a mi lado, sienta que tú me llamas.
Señor, que cuando me llames no te ponga condiciones.
Señor, que cuando me llames lo deje todo, porque tú será mi todo.

Señor: si me llamas, cambia mi corazón por dentro.
Señor: si me llamas, hazme disponible.
Señor: si me llamas, que no te ponga condiciones.
Señor: si me llamas, que no sea de los que te pido esperes a mañana.
Señor: si me llamas, que mi sí no sea para unos días.
Señor: si me llamas, que no te ponga condiciones de “mientras me vaya bien”.
Señor: si me llamas, que mi sí no sea quejumbroso, sino que por donde pase vaya dejando huellas de felicidad.

Gracias, Jesús, por fijarte en mí. Desde mi pobreza, besada por ti, te alabo y te bendigo con toda la Iglesia. 
Te sigo con alegría.

Vocación
Tomar mi vida para que la conviertas en pan.
Tomar mi vida para poder dártela.
Tomar mi vida para repetir aquel gesto tuyo
y ponerme a los pies de la humanidad.
Tomar mi vida para devolverte lo que en mí sembraste.
Partirme para no quedar encerrado y aislado.
Partirme vaciándome y así poder ser.
Partirme celebrando en memoria tuya.
Partirme para que no se haga mi voluntad.
Partirme para desplegarme en tu abundancia.
Repartirme en nuevos sentidos que nunca vi.
Repartirme en los demás
y descubrirme cada vez más encendido.
Repartirme sin retener ni especular.
Repartirme hasta esa tierra donde mana leche y miel.
Camino a Jerusalén y cerca de la otra orilla.


(Marcos Alemán, sj)


Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...